Mitos felinos: ¿El gato nada o de eso nada?

Arañando tópicos

Según la creencia popular, los gatos tienen miedo innato al agua y no saben nadar... ¡Mentira! Cuando el río suena, quizá es que un gato lleva.

¡¡¡Dame una toallaaaaa, que tengo el pelo mojadoooo!!!

                                           

A la mayoría de los gatos no les gusta el agua, pero todos saben nadar. Incluso hay un tipo de gatos turcos que se pirra por tirarse al agua: los Turkish Van, una de las razas más antiguas, dóciles de carácter y hermoso pelaje blanco con máscara de color. Es originario de las cercanías del lago Van (en Anatolia) donde solía nadar a pata suelta para pescar y alimentarse. 
Pero no sólo los gatos nadan. Los grandes felinos de vida salvaje también, y algunos con sobrada soltura: los tigres son excepcionales nadadores y los leones del delta del Okavango lo hacen habitualmente para desplazarse por su territorio en busca de caza.

Soy una leona acuática y remo mejor que Nemo

                                                     .

De todas formas, el agua no es su elemento natural y la mayoría prefiere mantenerse alejado de ella. Sin embargo, el hombre les ha obligado a ello. 
En la antigüedad, tanto egipcios como cretenses y fenicios embarcaban con ellos a sus gatos para tener suerte en la travesía, lo que favoreció la propagación de la especie por toda Europa. Más tarde, durante el siglo XVIII los barcos mercantes y barcos de guerra solían llevarlos a bordo por su habilidad como exterminadores de ratas y otras alimañas. Curiosamente se ha constatado que si el barco naufragaba los gatos solían sobrevivir a nado y se han encontrado gatos en tierras tan dejadas de la mano de Dios como la isla de Marion en el Índico (aunque allí los llevaron intencionadamente), Las Galápagos en el Pacífico o islas del Subantártico cercanas a Chile, Argentina o Nueva Zelanda. De hecho, la raza de los gatos sin cola Manx dicen que proviene de animales que viajaban en barcos  hundidos frente a la Isla de Man, en el mar de Irlanda.

 ¡Hola, Hemingway! Ay, perdone señor, le confundí con otro viejo del mar

                      

Entonces, ¿por qué el gato doméstico le tiene pánico al agua, incluso a unas gotitas?

Yo tengo una teoría personal: es por nuestra culpa. 
Una de las muchas formas crueles de dar muerte a un gato (normalmente recién nacido) era meterlo en un saco y tirarlo al río o cualquier otro lugar con agua como pozos o alcantarillas (Hay una escena sobrecogedora en la novela de Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta: está escucha un miiiíii desesperado cerca de su portal e intenta sin éxito salvar a unos gatitos de morir ahogados en las alcantarillas del Madrid del siglo XIX). 

Imaginemos por un momento que uno (o varios) de esos gatitos del saco mojado consiguieron salir de su encierro, nadar hasta secano y milagrosamente salvarse de una muerte segura y agónica. Estoy convencida (como animales de sangre caliente que son) de que esos individuos traumatizados por la experiencia la transmitieron genéticamente a su progenie en forma de memoria atávica que asociaba agua = muerte.

Pues yo me lo paso de muerte en la tina, patina mía

                                     

El refranero español, que me encanta consultar, ya lo constató metafóricamente: Gato escaldado del agua fría huye. De todas formas, el pánico al líquido elemento debe ser propio de los gatos hispanos pues hay otros por este ancho mundo que destrozan el tópico lanzándose al agua en plancha como patos... MAREADOS.