La devastadora campaña "de caza y captura" contra los gatos negros basada en la superstición del pueblo llano y los intereses manipulados de la iglesia desde la Edad Media llevó a la raza al borde de la extinción en la Europa renacentista. Pero a pesar de las hogueras avivadas por el fanatismo y la ignorancia humana, los gatos negros renacieron de sus cenizas con siete nuevas vidas.
La suerte de los gatos negros es tan contradictoria como la propia historia de la Humanidad: o buenísima o malísima, o dioses o monstruos, o adorados o asesinados.
En el Antiguo Egipto se les consideraba animales sagrados, relacionados con la diosa Bastet, deidad de la armonía, la felicidad y protectora del hogar. De hecho los gatos fueron domesticados por los egipcios para cuidar los silos de grano y librarlos de ratas, serpientes y otras alimañas. Por ser tan productivos y beneficiosos, las leyes los protegían y matar a un gato era un crimen que se castigaba con la pena capital. Cuando Egipto fue absorbido por el Imperio Romano, los romanos los introdujeron en toda Europa pues admiraban su carácter independiente y su habilidad como cazadores. Aunque no eran considerados dioses, eran compañeros o sirvientes de deidades como de la diosa Libertas, representada habitualmente al lado de un gato.
¡¡¡¡Merluza a la romana para todos!!! |
Con el cristianismo llegó la abolición de todos los ritos paganos y la suerte de los gatos se volvió negra como su pelo. Durante la Edad Media arraigó por toda Europa la superstición popular de que las mujeres acompañadas de gatos negros eran brujas-cambiapieles aliadas del diablo, capaces de lanzar hechízos de tomo y lomo.
Como todos los bulos, en esta creencia irracional y popularizada en base a la necedad del populacho se escondía una intención premeditada con un fin concreto:
1. La superpoblación de gatos en los núcleos urbanos medievales era un problema para las autoridades: los gatos negros de noche en esa villas embarradas y oscuras no se veían y muchos parroquianos posiblemente acababan descalabrados por el suelo con tres dientes menos o una espada clavada en el vientre. Y estas supuestas brujas de alma caritativa además les daban de comer y se rodeaban de un buen grupo que las seguían a todas partes.
2. A finales del siglo XII la Iglesia romana crea La Inquisición con el fin de mantener con mano dura su ortodoxia y acabar con las herejías. Como la de Los cátaros, del latín cattus, "gato", que en sentido amplio era como la Iglesia llamaba a "los adoradores del diablo en forma de gato". Los cátaros fueron barridos del mapa en una terrible cruzada por la Provenza con graves consecuencias políticas. Otro papa, Gregorio IX, difundió la idea de que un gato negro con un mechón de pelo blanco sobre el pecho “Signo del ángel” o “Dedo de Dios”, debía ser asesinado. En consecuencia, esta absurda y grotesca caza de brujas llevó a la hoguera a miles de personas y millones de gatos de toda Europa en una bárbara masacre que se convertía en espectáculo masivo las noches de San Juan y de Todos los Santos.
¿A mí también me quemarían en la hoguera por ser un Batcat? |
Este despropósito también afectó en el siglo XIV a la Orden de los Templarios a los que el Papa Clemente V acusó de homosexualidad y de adorar al demonio en forma de gato, pues los llevaban en sus barcos durante las Cruzadas por Oriente para acabar con las plagas de ratas. Tamaña fue la carnicería que hacia el año 1400 los gatos estaban casi extinguidos en Europa. Este tremendo desequilibrio ecológico trajo terribles consecuencias para la Humanidad: la peste negra, que mató a 1/3 de la población en el siglo XIV con severos rebrotes hasta el siglo XVIII. Esta pandemia incontrolable -y por entonces incurable- se transmitía por la picadura de una pulga parásita de las ratas, que campaban a sus anchas por toda Europa al desaparecer su mayor depredador.
Quizá por ese motivo a partir del siglo XVII -favorecido por un pensamiento más racional, analítico e ilustrado- se comienza a reivindicar la figura del gato por su habilidad para la caza de ratas. En 1634, Luis XIII decretó una ley que prohibía la matanza de gatos en Francia y a partir del siglo XVIII los pintores ingleses comienzan a hacerles protagonistas de cuadros que ensalzaban su belleza.
Y es que en los países protestantes donde no se practicó la caza de brujas de un modo tan encarnecido, el gato negro era símbolo de buena suerte: En Escocia, si un gato negro extraño se quedaba en el porche de una casa era señal de prosperidad. Los marineros ingleses llevaban un gato a bordo porque traía buena suerte y sus esposas tenían gatos negros en casa para que las protegiese mientras sus maridos estaban ausentes. En la época victoriana si una pareja de recién casados se encontraban un gato negro era señal de prosperidad en el matrimonio. Gracias en buena parte a los ingleses (y a los romanos de Julio César que los llevaron a las islas británicas), el gato negro común europeo se salvó de la quema y ahora es muy apreciado como animal de compañía.
Hello Cathy, ¿volvemos a ser los reyes de la casa? |
Y es que los gatos negros no desaparecieron de la faz de la Tierra por sus santos genes y por la gracia de su melanismo. El Dr. Stephen O’Brien, del National Cancer Institute y la Universidad de Maryland en USA, afirmó en un estudio que el gen MC1R en los gatos -que interviene en la aparición del pelaje negro sobre otros colores- también les hace más resistentes a las infecciones y los ataques bacterianos. Por tanto, los gatos negros son los Superhéroes de su especie, y aunque tímidos, recelosos y distantes en un primer momento (quién los puede culpar) son tremendamente cariñosos, fieles y sensibles.
Para muestra, la galería de gatos negros de Losgatosnoviajan:
La terremoto Christie cuando era una peque de meses |
Whisky poniéndose ciego de agua
Soda, la señora angora de los bolsos
Rita reflejando el sol en sus ojazos verde-amarillos |
Apolo (él) y Zeus (ella), dioses negros del Olimpo de los gatos
Wasim, un amor a primera vista |
Farruca, mi gran suerte negra |
Ulises, un superhéroe de 18 años |
(In memoriam) Morticia Spring, que estás en los cielos... |
genial,tierno y como mi gata
ResponderEliminarAsí son ellos: algodón de azúcar moreno :)
ResponderEliminarque ahhhhhhhhhhhhhhhh que lindos
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