miércoles, 3 de octubre de 2012

Sol@s en casa: ¿Lavar y marcar?

Anécdotas, experiencias y consejos que pueden ayudarte a entender mejor a tu gato y ponerte por un instante en su hermosa piel.


¿Lavar y marcar?

Los gatos son limpísimos; no es un tópico, es una realidad. Les encanta lavarse y su contorsionismo higiénico es un arte de difícil ejecución, pues llegan con sus rosadas y rasposas lenguas a salva las partes que en muchos seres humanos apenas ven la luz. Con la edad, los gatos adultos, jubiletas y ancianos pierden movilidad y flexibilidad, lo que ocasiona que su pelaje esté menos cuidado, ralo y apagado, llegando a formarse nudos como ovillos en el cogote, tripita, patas traseras y allá donde termina la espalda y empieza el rabo.  


Cuanto más abundante es el pelaje de tu gato, más cuidados y atenciones necesita. 
                             
Este ritual de lavatorio se conoce como atusado y no responde solo a una inquietud por estar aseado y limpito. Con este acto diario se elimina el pelo muerto, polvo y posibles parásitos; pero además con la lengua y las patas, reparten equitativamente la secreción natural de sus glándulas sebáceas que es un abrillantador y protector capilar que el gato trae de serie. Además al extender esta grasa natural por todo el cuerpo, el gato se empapa de pies a cabeza de su propio aroma. Es decir, se marca a sí mismo. 


 Millau marcando mi ropa para hacerla suya
                                       
Por otro lado, el lavado felino tiene otros efectos beneficiosos para su salud y equilibrio emocional: muchos animales se lamen compulsivamente cuando están estresados para liberar la tensión y relajarse, y al lamer a otro individuo es una forma de hacer amigos e intimar (algo así como "tú me das cremita, yo te doy cremita"). 


 New York, mestizo de tabby y turco de angora, se lava la tripita a conciencia.

Yo presto mucha atención al cepillado de un gato que se queda a mi cuidado. A los de pelo corto, les cepillo cada día o dos días y a los de pelo largo, a diario. 
Pero, ay, la relación de los gatos con los cepillos (de púas, de cerdas blandas y duras, guantes y manoplas rígidas o semi-rígidas) es desigual y cambiante según el individuo. Algunos gatos ronronean nada más ver su cepillo y otros salen por patas. Esto puede deberse a que los cepillos tradicionales de púas les hagan daño y por eso los propietarios compran los de cerdas blandas, que a veces no arrastran bien el pelo y son poco efectivos contra los nudos. A mi me encantan los accesorios tipo guante y el que yo llamo "el afeita-patillas". 
 Guante: Cubre mayor superficie y masajea          Afeitapatillas: Suave, eficaz y no irrita


Sin embargo, mi método de cepillado favorito son las manos. Me las lavo sin jabón y húmedas (pero no goteando) se las paso al gatito lentamente desde la cabeza hasta el rabo, masajeándolo suavemente por el lomo, la barriguita y las patas como si fuera la lengua gigante de su mamá (mamá sustituta, en este caso). El efecto es genial: el gatito se queda fresco (ideal en verano), le quito pelos muertos, polvo y suciedad sin utilizar ningún cuerpo extraño, y además estrechamos lazos afectivos pues él me deja su olor y yo el mío. 
De todas formas, no aconsejo hacerlo a diario sino una vez cada tres o cuatro días, dependiendo de la época del año (en verano con más frecuencia) y el tipo de pelaje del gato para no alterar la grasa natural de su propio pelo que es un eficaz sistema de protección. 


  "Como yo me lavo, como yo me lavoooo... nadie me lavaará, nadie me lavaraáa"

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